Un caso de enfermedad priónica iatrogénica aparece casi 50 años después de un tratamiento con hormona de crecimiento en Estados Unidos.

Autor: Jorge Moreno

Un equipo de investigadores ha informado de un caso muy poco común: un caso de un paciente que desarrolló la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (ECJ) casi 48 años después de haber recibido tratamiento con hormona de crecimiento humana procedente de cadáveres durante su infancia. La ECJ es una enfermedad priónica, causada por proteínas anómalas llamadas priones, que dañan el cerebro y provocan síntomas neurológicos graves, como pérdida de equilibrio, temblores, dificultad para hablar y, finalmente, deterioro cognitivo acelerado.

Cuando la enfermedad aparece como consecuencia de una intervención médica, es decir, transmitida mediante instrumental quirúrgico u otros procedimientos médicos en los que se introducen priones accidentalmente de un paciente a otro, se conoce como enfermedad iatrogénica. En este caso, la transmisión proviene de la inyección repetida de hormona de crecimiento para solucionar problemas de crecimiento. En Estados Unidos, unas 7.700 personas recibieron este tratamiento con hormona del crecimiento procedente de cadáveres (la hormona se extraía de glándulas pituitarias de personas fallecidas) entre los años 60 y 80, antes de que se descubriera el riesgo que conllevaba y se sustituyera por hormona sintética en 1985. Desde entonces, se han identificado 36 casos en Estados Unidos y 254 en todo el mundo relacionados con este tratamiento.

Un aspecto clave es que en 1977 se introdujo un nuevo método de purificación para extraer la hormona, que fortuitamente redujo drásticamente la presencia de priones. Gracias a esta mejora, no se ha registrado ningún caso en personas que recibieron la hormona exclusivamente después de esa fecha, lo que demuestra la eficacia del cambio. Los expertos creen que la contaminación era muy baja y aleatoria, pero suficiente para causar la enfermedad en algunos pacientes décadas después. Este caso es especialmente llamativo porque muestra un periodo de incubación extremadamente largo: más de 48 años. Esto significa que, aunque el brote se ha reducido mucho, de forma que apenas se diagnostican casos de ECJ iatrogénica derivada de este tratamiento actualmente, todavía pueden aparecer casos en personas tratadas antes de 1977, incluso después de varias décadas. Por eso, los médicos recomiendan tener en cuenta esta posibilidad si alguien presenta síntomas neurológicos y recibió este tipo de tratamiento en el pasado.

A modo de apunte final, conviene aclarar que hoy en día, la hormona de crecimiento utilizada en tratamientos es sintética y completamente segura, sin riesgo de transmisión de priones. Los avances en la purificación y producción han eliminado completamente este peligro desde hace más de 40 años.

Aquí puede acceder al artículo que describe este excepcional caso

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